Azota a Puerto Rico
Titulares: Puerto Rico enfrenta una destrucción masiva
SAN JUAN. 29 de septiembre de 1998. Hace exactamente una semana que el huracán Georges pasó sobre la isla de Puerto Rico. Las autoridades están tratando de evaluar el daño causado en la isla por este huracán de categoría 3. Aunque no causó directamente ninguna muerte, la tormenta se asocia con algunas muertes indirectas, como ataques al corazón o electrocución al reinstalarse cables eléctricos u otros percances.
Puerto Rico sufrió gravemente con el huracán. Alrededor de un 80 por ciento de la población de la isla se ha quedado sin agua potable y electricidad y las autoridades no pueden estimar para cuándo se reestablecerán estos servicios. Se ha caído la mitad de los postes eléctricos y del cableado y las estaciones de bombeo de agua potable están obstruidas con barro y escombros. La tormenta destruyó o arrastró hasta 30,000 casas, además de dañar otras 70,000. Las casas de madera con techo de metal fueron las que más sufrieron. Se rumorea que también el lujoso desarrollo, Las Casitas, trepado en los acantilados del complejo turístico El Conquistador, también ha sufrido daño extenso. Sin embargo, los directivos del complejo no han querido emitir ningún comentario. En este momento, alrededor de 400 refugios albergan a 29,000 personas.
Las buenas noticias son que San Juan, donde reside la mitad de la población de la isla, quedó a 20 millas al norte del ojo y se libró de lo más fuerte de la tormenta. Los indicadores del aeropuerto midieron vientos sostenidos relativamente débiles de 79 millas por hora (mph), con ráfagas de 93 mph y una presión atmosférica de 979.7 mb. La capital también recibió lluvias relativamente ligeras, de solo 5.26 pulgadas (13.36 cm).
Jayuya seriamente maltratada
Las áreas que más sufrieron el embate fueron las de la región costera del este, por donde entró Georges y las montañas centrales, particularmente alrededor del pueblo de Jayuya. Las marejadas ciclónicas alcanzaron 10 pies en Fajardo, en la costa noreste y ocasionaron daños severos a la propiedad costera. En Humacao, los vientos se registraron a 115 mph y se avistó un tornado.
Los vientos sostenidos en las montañas centrales permanecieron debajo de las 100 mph, con ráfagas de hasta 130 mph (también, se detectaron dos posibles tornados), pero la precipitación fue severa. ¡El área que más sufrió recibió más de 24 pulgadas (60.96 cm) de lluvia! Y el lago Guineo subió 24.62 pulgadas (62.5 cm). Hubo un momento en que se reportó que todos los ríos de la isla, la mayoría de los cuales nacen en las montañas centrales, se habían desbordado de sus cauces. Las casas ubicadas en las riberas de los ríos fueron arrastradas y las lluvias y los deslizamientos de tierra desplazaron las casas ubicadas en las laderas empinadas. La mayor parte de las rutas rurales ahora están intransitables, dañadas por las inundaciones o bloqueadas por árboles caídos. Los vientos doblaron los rótulos de tránsito y se colapsaron varios puentes. Los agricultores han sufrido grandemente: un 75 por ciento de sus cosechas de café, un 95 por ciento de los guineos y los plátanos y un 65 por ciento de las aves de corral se perdieron. Sorprendentemente, el radio telescopio del observatorio de Arecibo, una plataforma de 800 toneladas con cúpula sostenida por 18 cables a 400 pies sobre el suelo, se encontró a orillas del ojo del huracán sin sufrir daño mayor.
Destruidos los recursos naturales de Puerto Rico
En los bosques de la isla, los vientos severos causaron que muchos árboles perdieran sus ramas y hojas. Partes de los bosques lucen como si hubieran sufrido por algún incendio y no por la lluvia. El río Espíritu Santo, cerca de Río Grande en las montañas de Luquillo, subió 13.04 pies (3 m). Algunos árboles fueron arrancados, principalmente aquellos con sistemas débiles de raíces. Los deslizamientos de tierra, principalmente en las cuestas pronunciadas, liquidaron por completo algunos hábitats forestales. Una increíble cantidad de hojarasca ahora yace en donde una vez crecían plantas en el suelo forestal. Enteras comunidades acuáticas, de los ríos, se han arrastrado al mar. Los científicos observan los bosques para aprender sobre los efectos de los huracanes en las poblaciones de los animales residentes, particularmente las de las aves, que temen hayan sido las que más fuertemente fueron golpeadas.
La erosión en las playas ha sido severa a lo largo de gran parte de la costa de la isla. En el oeste de Puerto Rico, la erosión de las playas ocasionó que las carreteras fuesen arrastradas al mar y que algunas comunidades costeras quedasen incomunicadas del resto de la isla. De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos, muchos ríos batieron récords en cuanto a la cantidad de aguas descargadas. La fuerza de estas descargas labró muchos canales nuevos y erosionó partes de las planicies costeras. Muchas áreas bajas aún permanecen cubiertas por agua y los epidemiólogos temen por un aumento del dengue, una enfermedad seria con síntomas como la gripe y que se transmite por los mosquitos.
Las autoridades predicen que el daño total en Puerto Rico alcanzará más de 2 billones de dólares. La Agencia Federal de Manejo de Emergencias ha tomado pasos, para ayudar.